domingo, 3 de febrero de 2008
Una buena persona
Hace unos días, antes de salir de mi casa rumbo al glorioso metro, decidí que era el momento de hacer algo para ayudar a los demás. No sabia bien cual seria mi buena acción, solo estaba segura de que ese día, actuaría como una persona conciente de las necesidades de los que me rodean. Comencé saludando amablemente a las personas que encontré en mi recorrido hacia el metro, pero nadie parecía necesitar algo que yo pudiera ofrecer, así que seguí caminando hasta llegar al anden. Había mas personas de lo normal, lo que me incomodo un poco, pero mi mente seguía estando en paz y mi rostro mostraba una calida sonrisa. De pronto, note que una señora, de unos 40 años, aventaba una botella vacía de refresco a las vías, por lo cual, sin pensar le comente amablemente "señora, se le cayó su basura". La señora con gesto de molestia fingió no escucharme, pero al abrir las puertas de los vagones, me empujó haciendo que me golpeara contra el tubo del que ya se sostenía un señor de edad avanzada. El anciano al notar lo que ocurría, insulto a la señora, que ya se hallaba en el fondo del vagón. Agradecida le sonreí. Pasados unos momentos, llegue a donde me dirigía, y al acercarme a las escaleras rumbo a la salida del metro, observe a una señora tratando de subir por las escaleras a su hijo, el cual padecía algún tipo de retraso. Su frente estaba cubierta de sudor por el esfuerzo y apenas estaba en el tercer escalón. Le ofrecí mi ayuda, la que con gusto acepto, pero aun así no podía subir fácilmente la silla, así que fui a buscar a alguien mas, de inmediato vi a un par de señores que se limitaban a reírse de nuestros fallos. De forma educada les pedí ayuda, la cual me negaron. Insistí al percatarme de que no había nadie mas. Volvieron a decir que no. Sentí como mi cara se enrojecía, el ser paciente y hacer buenas acciones no me había dado ninguna satisfacción, mi interior se incendiaba, apreté fuertemente mis puños, y sin poder resistir un segundo mas grite (niños favor de no leer esto jaja) "carajo! como pueden ser tan indiferentes! Ya se que su estupidez es grande y no hay que retarla, pero para cargar no se necesita inteligencia! solo sus "·#$%&!!!. Me vieron con sorpresa y solo murmuraron "ay güerita, pero no te esponjes, ya vamos".
Ahí fue cuando comprendí todo... Cuando haces las cosas por las buenas, nadie te tomara en cuenta, cuando eres hostil, todos lo harán. Así que olvide mi propósito, insulte y agredí a todo el que se cruzó por mi camino, y al final del día, me sentí tan bien, que prometí hacerlo siempre.
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