Y cuando todo estaba mal, allí se encontraba el poder de la amistad para salvarme de un futuro incierto. Los abrazos florecían como nunca antes lo hicieron, y las palabras amigables me sonreían una y otra vez. No llorare mas, lo juro. Me ha dolido bastante, pero ese gran sufrimiento me hizo conocer el verdadero valor de la amistad.
Ya nada me hará caer.