Una muerte inseperada

-Tiene un severo problema en el riñón. Ya no se puede hacer nada.- Fue lo ultimo que pude escuchar, los ruidos externos a mi cabeza desaparecieron, mi vista se nublo, estaba sola con miles de pensamientos que flagelaban mi cerebro. La primer lágrima se derramó junto con un grito interior que exigía una explicación, la cual después de varios días no ha llegado.

Mi gato murió después de doce años de ser mi mejor de los mejores amigos, lo sé, suena un poco extraño, pero es cierto. Cuando mi madre me lo regaló, no lo dejaba solo ni un momento, lo cual hizo que con el tiempo el y yo competiéramos la mayor parte de las horas.

Al llegar a casa después de un día agotador, sabía que el estaría en la puerta esperándome para después subir los dos a mi recámara y escuchar música o platicar por Internet. Nunca pude cerrar la puerta de mi cuarto para que el entrara cuando lo deseara, ahora siempre esta cerrada.

No podría explicar como, pero, cuando estaba triste el se sentaba en mis piernas y ronroneaba, sin esperar que yo lo acariciara, lo cual me hacia sentir que no estaba sola en ese momento. Son tantas cosas que no puedo poner un orden y escribir todo lo que quiero. Solo puedo decir que, ñoño o no, lo extrañare siempre, porque no es alguien que se pueda reemplazar, y q cada vez que cruce la puerta de mi casa lo recordaré como aquel mejor de mis mejores amigos.

Te extraño...